[2000] Mimeo elaborada para el I Congreso Internacional de Formación de Formadores y III Congreso Nacional de Institutos Superiores Pedagógicos «La Salle 2000», realizado en Urubamba, Cuzco en agosto.

Actualmente hay en el Perú aproximadamente 200,000 estudiantes matriculados en Institutos Superiores Pedagógicos o en Facultades de Educación. De mantenerse estables el volumen de matrícula y las tasas de culminación de sus programas, en los próximos diez años egresarán de sus aulas alrededor de 150,000 nuevos maestros.

Muchos de ellos — entre un tercio y la mitad del total — posiblemente no llegarán a ejercer su profesión o renunciarán a ella luego de un corto período.Pero muchos de ellos sí llegarán a tener en sus manos buena parte de la responsabilidad de educar a esos niños peruanos que, antes de mediar este nuevo siglo, serán ya los que «hagan y deshagan» en este país, los responsables de construirlo o salvarlo, de cuidarlo o liderarlo. O de esos niños que, si las cosas resultan muy diferentes a nuestras esperanzas, serán tan sólo las víctimas de procesos sobre los cuales no tendrán capacidad de ejercer control alguno.

A riesgo de repetir lo que son ya lugares comunes en nuestro ámbito de reflexión y quehacer, debe destacarse que existe actualmente abundante evidencia empírica basada en estudios comparativos entre países, regiones y a lo largo del tiempo, de que la calidad de los docentes es uno de los factores que inciden con más fuerza en los logros de aprendizaje de los niños — quizás un factor más importante que todos los demás puestos juntos. Sólo si mejora la calidad de los profesores que empiezan y continúan trabajando en la enseñanza podremos garantizar que los ciudadanos de este país serán individuos con valores y competencias que les permitan mejorar la calidad y las condiciones de sus propias vidas y las de sus congéneres. Y sólo si la calidad de los maestros mejora podrá el país adaptarse a una sociedad y a una economía crecientemente globalizadas, que dependen enormemente del conocimiento, de las maneras en que este se obtiene, se analiza, se comunica, se distribuye y se aplica — o no — a la solución de problemas.

Sabemos que muchas de las más de 350 instituciones en las cuales se forman esos futuros docentes en el Perú se ven obligadas a operar en medio de condiciones bastante precarias. Pese a ello, no les queda sino asumir su responsabilidad por la manera en que están educando a los maestros y, por lo tanto, por la manera en que se educará en el futuro próximo a los niños peruanos. Tienen que dar seria consideración a todo aquello que está en sus manos hacer para elevar la calidad de los futuros educadores.