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1 de septiembre de 1999Revista APORTES APFs

Opinión de Jaime Saavedra Chanduví

Entrevista a Jaime Saavedra Chanduví
Director de Investigación
Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE)

1. A la luz de la teoría económica, ¿Qué tipo de relaciones se pueden establecer entre el mercado laboral y un sistema de pensiones basado en un régimen de capitalización individual?

El paso de un sistema de pensiones «pay as you go» como el que se tenía antes, en el que una entidad estatal era responsable de pagar las pensiones utilizando ingresos corrientes, al esquema de capitalización individual que se tiene ahora ha implicado un cambio central en las reglas de juego entre generaciones. La generación que hizo su vida laboral entre los 50s y 80s cotizó al IPSS asumiendo que de manera mágica, independientemente de lo que pasaba con el dinero que se le descontaba, iba a haber dinero en el futuro para pagarle una pensión. Implícitamente, lo que se estaba diciendo es que la generación siguiente iba a pagar esas pensiones utilizando el dinero de sus cotizaciones. Se asumía además que el estado no se equivocaba y que iba a administrar los fondos de manera que siempre iban a haber recursos para los que dejaban de trabajar. Ese sistema es posiblemente viable en una economía en permanente crecimiento, sin fluctuaciones macroeconómicas severas, y en la que no hay cambios demográficos importantes. Claramente, esa economía no es la peruana.

2.En su opinión, ¿cuáles son los principales rasgos que definen el mercado laboral peruano y cómo éstos se relacionan con el SPP?

A diferencia de los países desarrollados en los que el autoempleo es menor al 15% de la fuerza de trabajo y la informalidad casi inexistente, en el Perú tenemos todavía un mercado laboral con un segmento de independientes muy grande, y con sector informal que alcanza el 50% del empleo. Más aún, la distinción entre lo formal y lo informal no es siempre clara y muchas empresas y trabajadores operan en un área gris en la que cumplen con algunas regulaciones pero no con otras, o tienen una empresa informal y una fachada formal en la que se llevan a cabo algunas operaciones, etc.

En este ámbito tan heterogéneo, a veces el trabajador y la empresa optan por la informalidad porque su productividad no les permite comprar los servicios que otorga la formalidad como son el seguro de salud y una pensión. La valoración del presente es tan alta respecto del futuro que no se está dispuesto a pagar por estos servicios. Más bien, el individuo asume que estrategias de asignación de recursos entre la familia extendida le va a permitir tener ingresos cuando no pueda trabajar o curarse cuando esté enfermo; en otros casos tiene estrategias de ahorro alternativas y en otros casos simplemente no es consciente de lo que puede pasar en el futuro. En el extremo, para que éstos trabajadores accedan al sistema, es necesario que el crecimiento económico permita generar empleos de mayor productividad y por ende de mayores salarios. A mayores niveles de ingreso, les será factible comprar el servicio previsional, que ahora es para ellos un bien de lujo.

Por otro lado, la quiebra del sistema anterior está siendo pagada por las personas que actualmente ya no trabajan. La tasa de empleo entre los trabajadores mayores, en particular los hombres se redujo durante los noventas. Y además, el desempleo en estos grupos se ha incrementado de manera sostenida. Así, muchos ex trabajadores del sector público o de sectores ineficientes -que tuvieron que contraerse con la liberalización- les ha sido difícil reinsertarse en el mercado de trabajo. Además aquéllos que ya no están en edad de trabajar reciben pensiones bajas. En todos estos casos existe una carga adicional para el grupo poblacional que ahora esta en edad activa. Esto aumenta las necesidades de consumo presente de las familias y por tanto reduce las posibilidades de ahorro de los que ahora trabajan para sus propias pensiones.

En todo caso, el momento para la introducción de un sistema previsional como el que tenemos ha sido el adecuado, porque recién desde ahora nuestra población va a empezar a envejecer. Si mantuviéramos el sistema anterior de aquí a veinte años tendríamos el problema de pocos jóvenes teniendo que financiar las pensiones de muchos viejos

3. Ciertos grupos de trabajadores, como los jóvenes y las mujeres tradicionalmente con poca participación en el mercado laboral peruano, han venido incrementando en los últimos años su tasa de actividad. ¿Bajo que mecanismos o incentivos se podría ampliar la cobertura del SPP hacia dichos sectores?

Es necesario desarrollar entre los trabajadores una mayor conciencia de las implicancias negativas de no ahorrar para su pensión, y de las ventajas de iniciar este ahorro lo más jóvenes posibles. Por un lado, no ahorrar para una pensión, implica generar una carga para la generación siguiente. Tener conciencia de eso implica la decisión de ahorrar. El hecho que ese ahorro sea establecido como obligatorio por parte de las autoridades se basa en el hecho que no siempre los individuos son conscientes de esa necesidad. Dado esto, la intervención estatal en las decisiones individuales y hacer que el ahorro sea compulsivo, es justificable. Sin embargo, la simple imposición de una regla no es suficiente. Si los individuos no se convencen de que este servicio es deseable, van a generarse mecanismos para eludir la imposición. Esto se puede dar tanto entre individuos y empresas que operan con bajas productividades -y por ende bajos salarios- como en el extremo más rico de las escala de ingresos.

Existe otro grupo de trabajadores independientes, que generan ingresos suficientes y que con una información adecuada podían querer «comprar» una pensión. En este caso sin embargo, es posible que la rigidez actual haga poco atractivo al sistema. Si bien se puede hacer obligatoria la participación de estos trabajadores, el monitoreo sería costoso y las posibilidades de evasión o elusión muy altas. En estos casos, aumentos de la liquidez del fondo podrían ser útiles para atraer los ahorros de estos trabajadores.

El caso de las mujeres debe de tratarse con atención. Las mujeres tienen interrupciones en su vida laboral, por lo que aun cuando el sistema facilite el mantenimiento de sus cuentas durante sus periodos de receso laboral, van a a aportar de manera efectiva durante menos años. Si a esto se suma que las mujeres viven más, sus pensiones van a tender a ser menores. Sería importante difundir esto entre las mujeres de manera que tengan una idea clara de los posibles montos de pensión que estarían recibiendo con sus actuales contribuciones.

4. En algunos países latinoamericanos se han puesto en marcha políticas destinadas a flexibilizar el mercado laboral. Asimismo, han habido cambios en los modelos de contratación laboral, cuya tendencia apunta hacia esquemas de mayor flexibilidad y de importancia relativa del trabajo independiente o por cuenta propia ¿En qué forma esto podría afectar los niveles de acumulación esperados de los sistemas de pensiones basados en esquemas de capitalización individual?

En general, la mayor flexibilidad en al contratación y la mayor movilidad laboral, no tienen porque ser un freno al crecimiento del sistema de pensiones privadas, siempre y cuando se adecúen los incentivos que reciben los trabajadores.

La estabilidad laboral de los trabajadores se basa ahora en la empleabilidad. Lo que interesará de ahora en adelante es estabilidad como empleado, no necesariamente en el mismo empleo. Los cambios en la legislación laborales han tenido un efecto en el aumento de la rotación de los trabajadores; aunque, el impacto más importante viene de la rapidez de los cambios tecnológicos. Dado este esquema, los períodos de desempleo o de transición de un empleo a otro, o de episodios de empleo en el sector informal, para regresar al formal, serán cada vez más frecuentes. Es necesario entonces que las AFPs hagan fácil el mantener el vínculo con los trabajadores, por ejemplo, haciendo que los derechos de pensión en caso de fallecimiento o invalidez se mantengan durante los episodios en los que la persona no este trabajando. Además, es importante facilitar el mantenimiento del vínculo con el trabajador cuando este se convierte en trabajador independiente o en patrono. En este último caso, si bien es difícil determinar un monto obligatorio de cotización, las AFPs deben de ser activas en sugerir un monto de ahorro en función al monto de pensión que el trabajador declara desear recibir.

De otro lado, existe una tendencia a que se incremente el número de trabajadores independientes altamente calificados. Este tipo de trabajador puede percibir que los retornos que puede obtener de sus ahorros haciendo determinadas inversiones son mayores de los que lograrían si ponen su dinero en una AFP. Este tipo de trabajadores puede captarse si es que las AFPs establecen mecanismos más flexibles en los que las cuentas de estos clientes se manejan en carteras de mayor riesgo y con potencial mayor rentabilidad. Alternativamente, pueden ofrecer mecanismos de capitalización manejados de manera conjunta con empresas financieras internacionales.

Ahora, si bien la flexibilidad no tiene porque afectar negativamente al sistema, el uso de modalidades contractuales no convencionales, como el pago por servicios profesionales, o el uso de cooperativas o empresas de servicios como mecanismos para esconder el vinculo laboral, y mas grave aún el uso de planillas negras, pueden reducir las posibilidades de ahorro de los trabajadores. En este sentido es necesario que la SAFP alerte a los trabajadores que este tipo de mecanismos tiene un efecto negativo sobre su pensión y promueva el uso de mecanismos sencillos y transparentes para que los trabajadores puedan conocer la situación de sus cuentas y reclamar en los casos que sea necesario.

5. ¿Qué restricciones podrían conllevar a la globalización de los mercados y la dinámica de los cambios tecnológicos con relación a la viabilidad de los sistemas de jubilación del tipo del SPP?

Los cambios tecnológicos llevan a la necesidad de estudiar y capacitarse permanentemente y a los cambios de carrera a los 40 años -cosa que antes era impensable. En este contexto, una mayor flexibilidad del uso del fondo de pensión para inversión en capital humano es deseable. Este tipo de inversiones permitirá que el trabajador aumente sus ingresos y en algunos casos, #¿NOMBRE?, cuando un trabajador es desplazado de un sector que deja de ser competitivo- es indispensable, para al menos mantener los ingresos del trabajador. En la medida que las inversiones educativas tienen rentabilidades razonables -y eso ha sido constatado empíricamente en el caso peruano-, utilizar parte del fondo acumulado para educación o capacitación del propio trabajador implicará en el largo plazo una mayor contribución al fondo y de otro lado, una mayor pensión. También es razonable una mayor flexibilidad en el uso del fondo acumulado para la compra de inmuebles. El poseer un inmueble genera un flujo de ingresos implícito, que a la larga reduce el monto de la pensión necesaria y le reduce incertidumbre al trabajador.

6. ¿Cómo evalúa usted el desempeño futuro de los sistemas de jubilación, tomando en cuenta la evolución habida?

El sistema será sostenible si efectivamente se logran pagar pensiones con las que los individuos puedan vivir y reducir su dependencia de los familiares. El sistema de alguna manera protege también a los individuos de errores que puede cometer el estado. En el caso peruano, el estado no pudo manejar el sistema y los actuales jubilados y sus familias están pagando las consecuencias. Pero es crucial que aumente la población insertada en el sistema. Si sólo un grupo de asalariados de mayores recursos acceden al sistema, eventualmente, todos los actuales informales, independientes y trabajadores agrícolas vana a tener que depender de sus familias cuando dejen de trabajar. Posiblemente el estado se vea forzado a mejorar el estándar de vida de esos viejos y eso será una carga -vía impuestos- para la población activa en ese momento.

7. Finalmente, ¿cómo conceptúa la evolución del SPP en estos 6 años de funcionamiento y cuáles serían sus principales desafíos en términos de propender una ampliación de la cobertura del mismo?

Un punto importante es que los incentivos y las regulaciones deben de hacer que las AFPs tengan como objetivo ampliar su cobertura a la fuerza laboral de manera masiva, sin concentrarse en los segmentos de mayores ingresos y descuidando al resto de la fuerza laboral. Los datos disponibles muestran que el 62% de los afiliados tienen estudios superiores, cifra que a nivel de la PEA Urbana llega a sólo 32%. En general el sistema está claramente orientado hacia los trabajadores de mayores ingresos. Sin embargo, el reemplazo del sistema público por el privado no implica dejar de lado el objetivo de asegurar una pensión adecuada para la mayor cantidad posible de trabajadores. Es necesario que las regulaciones incentiven a las AFPs a prestar su servicio a segmentos que en el corto plazo pueden ser menos rentables. Es claro que si el salario de un trabajador es bajo, existen costos fijos en los que las AFPs prefieren no incurrir. Sin embargo, la sostenibilidad de largo plazo del sistema pasa por ampliar el número de trabajadores, no sólo por intentar lograr una mayor participación en el segmento de mayores ingresos. SI las AFPs empiezan a buscar captar trabajadores de menores ingresos se verán incentivadas a reducir costos de transacción y de monitoreo, que en el largo plazo aumentará la rentabilidad -para las AFPs- de trabajar con cuentas de trabajadores de menores ingresos.