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17 de octubre de 2007Perú 21

El censo y la Improvisación

Este domingo 21 todos los peruanos tenemos el deber de responder al undécimo censo de población y sexto de vivienda con veracidad y buena disposición. Esto no significa que debamos aceptar pasivamente lo que ya se viene observando como improvisación en la organización de esta actividad. A menos de una semana aun no están completos el casi medio millón de empadronadores voluntarios requeridos, amen de las dificultades que esto implica para capacitarlos en tan corto plazo.

El INEI ha decidido aplicar una cedula censal extensa, recogiendo el triple de datos que la del 2005 y con varias preguntas adicionales a la de 1993. Muchas preguntas son complejas (migración, religión, discapacidad, ocupación, rama de actividad) y requieren de una extensa preparación de los empadronadores para generar datos confiables. La necesidad de capacitación aumenta porque hay preguntas «abiertas» y varias tienen como respuesta posible un «otros» sin posibilidad de especificación. El grado de discrecionalidad de los empadronadores para llenar estas opciones es muy amplio, situación que no se podrá solucionar dada la poca supervisión que se podrá hacer ese día o con codificaciones posteriores.

Lo que más preocupa de este censo es el débil esquema de capacitación de los empadronadores, con apenas seis horas para tal fin. Basta leer el manual del empadronador (de mas de 100 paginas!) para caer en cuenta que el manejo del cuestionario y los procedimientos censales son bastante complejos y difícilmente podrán ser manejados por voluntarios poco o mal capacitados que en muchos casos tienen nula experiencia previa. Preocupa sobremanera una carga de trabajo de 15 viviendas por encuestador urbano, con solo 30 minutos para llenar un promedio de 150 datos por cada familia. Cabe señalar que la digitalización de la información se hará mediante procedimientos manuales, desaprovechando la inversión del INEI en equipos de lectura óptica y llevando el tiempo mínimo de digitalización a seis meses.

Así, no solo la cobertura de este censo aparece en duda (por la potencial falta de encuestadores), sino la propia calidad de los datos. Es por esto crucial mirar con cuidado el proceso posterior al censo, dentro del cual se estarán definiendo los datos oficiales. Es fundamental tener una buena encuesta pos-censal (EPC, es un recojo de datos en una muestra de viviendas censadas para contrastarlos con los recogidos el día del censo), como procedimiento técnico para medir la calidad y cobertura censal. Ni el censo de l993 ni el del 2005 tuvieron una adecuada encuesta pos-censal y por eso los peruanos nunca supimos cual fue la calidad de la información recogida. H asta el momento el IN EI no ha anunciado cuando será la EPC de este censo ni como se hará (debe serlo mas cercana posible al día del censo y no dos meses después como en el 2005). Lo recomendable es que la EPC sea desarrollada por una entidad ajena al INEI, para que este no sea juez y parte. Un esfuerzo de la sociedad civil y universidades en esta dirección podría significar la diferencia entre este censo y experiencias negativas en el pasado.

Es cierto que el censo es tarea de todos, y todos deseamos que salga bien. Pero sino se corrigen la improvisación y los errores, la responsabilidad será exclusiva de un gobierno que decidió demoler un anterior esfuerzo censal sin mayor estudio serio de sus potenciales problemas (que es cierto que los tuvo). Creemos que la evaluación de este censo no debe ser responsabilidad exclusiva del INEI o del Gobierno, sino ser parte de un esfuerzo organizado de la sociedad civil y académica en colaboración con el Estado. Esta alternativa haría que peruanos y peruanas nos sintamos un poco mas seguros de que los datos que daremos este domingo serán procesados de manera confiable, de modo que sean útiles para la toma de decisiones de desarrollo que requiere nuestro país.