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15 de noviembre de 2007El Comercio

Educación y competitividad

El World Education Forum (WEF) publicó su reporte anual de competitividad, en el que se ubicaba al Perú en el último lugar en calidad de la educación primaria (131) y penúltimo en calidad de educación en ciencia y matemática (130). Estos datos me parecieron intrigantes, pues no se ha hecho ninguna evaluación internacional del rendimiento de los estudiantes que pudiera justificarlas.

Mirando el reporte del año pasado y el portal donde se presentan los resultados del último (www.gcr.weforum.org), se ve que la calidad educativa es medida de acuerdo con la opinión de un grupo selecto de personas vinculadas al mundo empresarial que en cada país opinan sobre este y muchos otros temas (el 2006 se entrevistó a 66 personas en el Perú; en ese informe ocupamos el penúltimo lugar en calidad de la educación primaria). Así, lo que indica este resultado es que en opinión de los encuestados (y tomando en cuenta el nivel de desarrollo del Perú) la calidad educativa en el país es muy baja y por tanto un serio obstáculo para su competitividad. Hay adicionalmente unos pocos datos basados en evidencia directa en el informe sobre educación; así, ocupamos el puesto 35 en cobertura en educación primaria, 50 en educación secundaria y 57 en educación superior, pero 94 en gasto educativo.

Sin duda, el rendimiento de los estudiantes peruanos es inaceptablemente bajo, como se puede inferir de los detallados reportes y análisis de resultados de las evaluaciones nacionales del 2001 y del 2004 y de la evaluación internacional PISA realizada el 2001. En ellos se muestra qué es lo que los estudiantes peruanos de diferentes grados de primaria y secundaria pueden y no pueden hacer en áreas como comprensión de lectura y matemática. Estos informes deberían ser la base de una profunda reforma que implique cambios en cuanto a alinear diversos aspectos pedagógicos (por ejemplo, currículo, textos escolares y programas de evaluación, formación y capacitación docente).

El rendimiento educativo de los estudiantes peruanos es muy bajo, pero no es el peor del mundo y seguramente ni siquiera el peor de América, al menos de acuerdo con los datos objetivos disponibles. Por ejemplo, algunos analistas han escrito y repiten que el único país con peor rendimiento educativo que el Perú en América es Haití, pero en realidad nunca hemos participado en una evaluación internacional junto con estudiantes de este país. Algunas leyendas urbanas como esta, junto con los pocos datos objetivos existentes, son seguramente las que han llevado a los entrevistados por el WEF a calificar tan bajo la calidad del sistema educativo peruano.

La calidad de la educación peruana necesita profundas reformas que, en principio, podrían empezar por proveer de recursos para la sistemática implementación de instrumentos recientemente aprobados en el Congreso de la República, como el Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (Sineace) y la nueva carrera pública magisterial, todo ello en el marco del Proyecto Educativo Nacional que elaboró el Consejo Nacional de Educación y este gobierno ha asumido como suyo. Para ello seguramente será necesario aumentar considerablemente la inversión pública por estudiante, monitoreando y evaluando rigurosamente las iniciativas que se vayan implementando.