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11 de octubre de 2001El Comercio

¿Arancel escalonado?

Muchos consideran que una política comercial que apunte hacia un arancel plano es un dogma. Teóricamente, un arancel plano genera menos distorsiones en la estructura de precios relativos. Sin embargo, eso sería verdad sólo si los mercados fueran perfectamente competitivos. Como en la realidad los mercados están llenos de distorsiones, un arancel plano no se justificaría.

En efecto, los mercado están llenos de distorsiones, no son competitivos y nuestros socios comerciales tienen aranceles diferenciados. Consecuentemente, se dice, debemos de compensar esas distorsiones y adaptar nuestro arancel a esas condiciones. Esto implica que algún iluminado funcionario del Ministerio de Economía decida cuales son los distintos niveles de aranceles que se deben tener en el Perú. Debe decidir cuál es el nivel de arancel que le toca a cada una de las 6000 partidas arancelarias. Así, el Estado debe decidir los precios de los bienes, al momento de imponerle un arancel de 6% a algunas partidas y de 12% a otras. \r\n\r\nAquí nos topamos con algo que también puede ser considerado un dogma, es creer que el Estado sabe lo suficiente como para poder tomar esas decisiones . Creer que se sabe lo suficiente sobre el funcionamiento de la economía como para poder manejar los precios es un irracional exceso de autoestima. Algunos dicen que si bien el Estado no sabe cual sería el nivel y estructura exacta de los aranceles, las empresas , que están «metidas» en el negocio sí lo saben. Y ellas, o los gremios , pueden hacer las propuestas necesarias. Efectivamente, las empresas saben cuál es el arancel que les conviene para expandir su volumen de negocios, pero no saben, ni les tiene porque interesar saber, cuál sería el arancel que le conviene a los consumidores y a la sociedad en su conjunto.

Un argumento que usualmente se usa es que un arancel escalonado permite que un grupo de empresarios y los trabajadores de esas empresa se beneficien, y puedan producir y vender localmente un bien que se puede comprar más barato afuera, aún cuando eso sea a costa de mayores precios que deben de pagar todo el resto de peruanos. A cambio de eso, se protegen empleos, usualmente en el sector manufacturero.

El otro argumento es que » ¿si los países industrializados protegen, por que no lo debemos de hacer nosotros?» Es cierto que muchos países protegen a ciertas sectores económicos. Sin embargo, no lo hacen porque esa sea una política que beneficie a las sociedades de esos países en su conjunto. Lo hacen porque en todos los países existe un juego político y todos los gobiernos -no los Estados- requieren del apoyo de determinados sectores. En todos los países hay lobbies, incluyendo al Perú.

El lobby a favor del arancel escalonado, de las protecciones paraarancelarias, de las sobretasas arancelarias, etc.es muy vocal, ya que las ganancias -o las pérdidas- están concentradas en unas pocas manos. Ese lobby puede citar el caso de empresas que hoy pueden quebrar si es que no resisten la competencia internacional. Y puede mencionar los puestos de trabajo que se perderán. Pero no menciona, quizás porque no es conciente, que la protección siempre genera ganancias para algunos cientos de trabajadores a costa de pérdidas para muchos miles de consumidores. El lobby proteccionista tampoco menciona que un arancel escalonado lleva a que el país ponga sus recursos de capital y trabajo en sectores en los cuales no es eficiente ni competitivo (si lo fuera, no necesitaría de ninguna protección).

El lobby a favor de libre comercio en cambio, es muchas veces débil, ya que el libre comercio beneficia un poco a todos en el corto plazo y beneficia mucho a todos, pero en el mediano plazo. Es decir, sus beneficios están dispersos entre muchas personas y a veces demoran. El lobby a favor del libre comercio puede afirmar que en una economía más abierta la tasa de crecimiento de largo plazo va a ser algunos puntos mayor, el crecimiento del empleo va a ser mayor y la absorción de nuevas tecnologías va a aumentar. Pero esos argumentos no hacen titulares espectaculares en los diarios.

Buena parte del mundo ya entendió que el libre comercio es una de las claves para el crecimiento económico. Hacer nuestras empresas más competitivas no pasa por protegerlas de manera artificial , sino por gastar más dinero del estado -y fortalecer al estado- en las áreas de ciencia y tecnología y en educación y salud . Pasa por apoyar -y si es necesario – subsidiar, transferencias tecnológicas, por fomentar el desarrollo tecnológico de las empresa pequeñas, por invertir y fomentar la inversión de las empresas en la capacitación de los trabajadores. A la larga, nuestras empresas no serán más competitivas por gozar de aranceles escalonados y medidas proteccionistas que favorezcan a pocos productores bien organizados a costa de muchos consumidores a quienes pocos defienden.