[2000] ESCOBAL, Javier; TORERO, Máximo. ¿Cómo enfrentar una geografía adversa?: el rol de los activos públicos y privados. Lima: GRADE. 54 p. Documento de trabajo, 29.

En el Perú, país con una asombrosa diversidad ecológica, con 84 zonas climáticas y paisajes distintos, con selvas tropicales, altas cordilleras y desiertos, puede que el contexto geográfico no sea suficiente para explicar las variaciones regionales en ingresos y bienestar, pero si es muy significativo. La pregunta más importante que este trabajo trata de responder es: qué rol juegan las variables geográficas – tanto naturales como antropogénicas – al explicarse las diferencias de gasto per cápita entre las diversas regiones del Perú. Cómo han cambiado estas influencias en el tiempo, a través de qué medios han sido transmitidas, y si el acceso a los activos privados y públicos ha compensado los efectos de una geografía adversa.

Hemos demostrado que las aparentes diferencias geográficas en los niveles de vida en el Perú pueden explicarse casi en su totalidad cuando se toma en cuenta la concentración espacial de hogares con características no geográficas fácilmente observables, particularmente activos públicos y privados. En otras palabras, una adecuada dotación de activos públicos y privados permite superar los efectos potencialmente negativos de una geografía adversa.

Sin embargo esto no significa que la geografía no sea importante sino que su influencia en el nivel de gasto y diferencias en crecimiento surge por la dispareja disposición de infraestructura pública en el espacio. Más aún, cuando medimos la ganancia (o pérdida) esperada en consumo al vivir en una región geográfica (la costa) en lugar de vivir en otra (las sierra) encontramos que gran parte de la diferencia del logaritmo del gasto per cápita entre la sierra y la costa puede explicarse por las diferencias en recursos de infraestructura y activos privados. Esto podría indicar que la disponibilidad de infraestructura estaría limitada por la geografía, por lo que las regiones geográficas más adversas son las que tienen menor acceso a infraestructura pública.

Es importante señalar que parece haber omisiones de variables no geográficas, espacialmente correlacionadas que necesitan ser tomadas en cuenta en nuestro modelo de crecimiento del gasto. Por lo tanto, los programas de políticas públicas que habiendo considerado las diferencias en acceso a activos privados y públicos focalizan en ciertas regiones pueden tener sentido, aún cuando las variables geográficas no expliquen gran parte de la diferencia en crecimiento regional.