[1999] CHACALTANA, Juan. «Los costos laborales en el Perú». En: TOKMAN, Víctor (ed.); MARTINEZ, Daniel (ed.). Inseguridad laboral y competitividad: modalidades de contratación. Lima: OIT. p. 205-284.

A partir de 1990 del proceso de estabilización y reformas estructurales el tema de competitividad surge como uno de los principales temas del debate. Ante las dificultades para generar empleo asalariado durante los primeros años de la década se empezó a hablar de la existencia de «sobrecostos» en el mercado laboral como factores limitantes, pues el contratar a un trabajador no sólo implica, además de pagarle su salario, otros costos no salariales – beneficios, contribuciones o impuestos – que encarecían la mano de obra e impedían la generación masiva de empleo. Se hizo trabajos para cuantificar el nivel y composición de los costos laborales, y se trató de estimar cuáles serían los efectos de una reducción sobre el empleo.

En el documento se hace una estimación más precisa de los costos laborales incorporándose el concepto de costo laboral efectivo, el cual toma en consideración no solo la legislación laboral sino la reacción de los empleadores ante diferentes alternativas de contratación, pues no todos los trabajadores están afectos a todos los beneficios que la legislación contempla. Existen algunas modalidades menos costosas que otras, e incluso existe la posibilidad de tener trabajadores «sin contrato». Primero se presenta un panorama de la evolución de la economía y el empleo entre 1989 y 1997, y luego se hace una síntesis de la reforma laboral. En la tercera sección se analiza detalladamente los cambios ocurridos a nivel de los costos laborales y la cuarta se detalla las nuevas modalidades de contratación vigentes en el mercado laboral limeño. Por último, se presenta una estimación de los costos laborales efectivos y, finalmente, se proponen algunas conclusiones surgidas a la luz de esta nueva evidencia.

Luego de los cambios importantes en términos económicos y laborales a través del programa de ajuste la producción se contrajo, pero luego de un periodo, empezó a crecer a tasas elevadas. Sin embargo a partir de 1996 se comenzó a experimentar una disminución en ritmo de crecimiento. El empleo asalariado ha evolucionado directamente con la producción. Uno de los sectores que más ha crecido ha sido el de la construcción y también el sector de empresas más pequeñas. Dentro de los cambios en la legislación laboral, los referidos a los costos laborales han sido importantes. La tendencia fue hacia la flexibilización de las relaciones laborales. Se eliminó la estabilidad laboral absoluta, se cambiaron las reglas de contratación y despido, se eliminaron rigideces burocráticas y se intentó actualizar la legislación al nuevo contexto económico nacional e internacional. El principal cambio fue la ampliación de las modalidades de contratación, pues la estabilidad laboral absoluta en el empleo se reemplazó por contratos de duración indeterminada (con protección contra el despido arbitrario): se ampliaron las posibilidades para la contratación de trabajadores temporales, se ampliaron las modalidades de capacitación laboral y se flexibilizó la intermediación laboral. El uso de estas alternativas ha tenido una aceptación regular por parte de las empresas, muchas de las cuales usan contratos de locación de servicios, que son mucho más rentables en términos de mayor productividad y menores costos, o emplean «sin contrato», ya que 4 de cada 10 trabajadores asalariados se encuentra «sin contrato» y por ende, si reconocimiento de sus derechos laborales. También hubo cambios discrecionales en los niveles relativos de los costos laborales.

Se formalizó algunos derechos como las gratificaciones; algunos costos a cargo del empleador se pasaron a manos de los trabajadores (como los aportes de pensiones). Esto hizo que, al cabo de 8 años, los costos laborales estándar se reduzcan de 58% a 55%. En el trabajo se trata de superar a las estimaciones tradicionales que asumen que todos los trabajadores tienen derecho a todos los beneficios dados por la ley y, por lo tanto, cuestan igual. La propia legislación permite la clasificación de trabajadores de acuerdo a sus costos. Una primera clasificación se ocurre a nivel de empleados y obreros. Otra importante fuente de diferencias entre los trabajadores, son las modalidades contractuales, cuya legislación laboral precisamente ha sido materia de reformas. Se estima los niveles y tendencias de los costos laborales efectivos, lo cual permite analizar la reacción de los empresarios ante los cambios en las modalidades de contratación y los costos asociados a cada modalidad contractual.

Así, los costos laborales efectivos fueron en 1997 el 25% cifra que representa menos de la mitad de costo laboral estándar, pues las diferencias entre ambos conceptos se han ampliado, de 25 puntos porcentuales en 1989 a 30 en 1997. Si los costos laborales efectivos son menores, entonces las ganancias en competitividad tienen que haber aumentado, especialmente, debido a que la productividad ha crecido también de manera considerable.