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18 de diciembre de 2013

Javier Escobal opina sobre la inclusión económica rural [PRIMERA PARTE]

A propósito del artículo de Jaime de Althaus, “Un Juntos productivo” publicado por El Comercio el 13 de diciembre -que hace referencia al libro Estudio comparativo de intervenciones para el desarrollo rural en la Sierra sur del Perú (Fundación Ford; GRADE 2012) y en el que sugiere sustituir el programa Juntos por un programa productivo a semejanza de Sierra Productiva, iniciativa privada- Javier Escobal, Investigador Principal de GRADE, reflexiona sobre la importancia de no confundir el objetivo de un programa de transferencias condicionadas como Juntos, que busca romper la transmisión intergeneracional de la pobreza mejorando las oportunidades de educación y salud de los niños, con uno de generación de ingresos: “Dejemos que Juntos siga haciendo su tarea y perfeccionemos su gestión allí donde se requiera”.

Así, para el experto de GRADE, un espacio para la inclusión económica de los pobres rurales debe profundizarse con intervenciones complementarias a Juntos como el proyecto Mi Chacra Emprendedora – Haku Wiñay, que ejecuta el Fondo de Cooperación para el Desarrollo Social (Foncodes) desde el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) y que trabaja en 86 distritos de 13 regiones del Perú con un presupuesto de S/. 113 millones, lo que permitirá expandir la intervención en zonas donde Juntos ya opera hasta alcanzar 180.000 beneficiarios al 2016. Haku Wiñay promueve el mismo paquete de tecnologías que fomenta Sierra Productiva y además aprovecha el modelo de capacitación campesino a campesino (Yachachiq). No obstante, tiene diferencias sustantivas, entre otras, como un componente de promoción de pequeños emprendimientos a partir de concursos de proyectos que promueven la inclusión de los más pobres a la economía de mercado. A ello se suma un programa de fomento de las capacidades financieras para articular las transferencias de Juntos a una dinámica de microahorro e inversión: “Así se puede decir que Haku Wiñay hace lo mismo y más”, puntualiza el investigador.

Escobal finaliza y resalta dos elementos más. El primero: Haku Wiñay se articula a los espacios locales a través de comités locales de asignación de recursos (CLAR) para afianzar la transparencia en la asignación de recursos y para empoderar a los más pobres, quienes deciden sobre los emprendimientos en los que les interesa participar: “Este tipo de estrategia es crucial para construir mercados en lugar de optar por opciones verticales o paternalistas donde el Estado, o algún iluminado, saben lo que le conviene a cada productor”. El segundo: gracias a la supervisión de la Dirección General de Seguimiento del Midis se ha elaborado una línea de base e identificado grupos de control para evaluar la intervención “para que no sean anécdotas (o interpretaciones mal informadas), sino la evidencia la que determine si el programa cumple o no sus objetivos”, señaló el economista.