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8 de noviembre de 2001El Comercio

Instrumentos para la reactivación

Dadas las grandes necesidades de infraestructura pública en el país, es imprescindible buscar un esquema que cuente con el financiamiento y la inversión del sector privado. Una opción que debe estudiarse es la formación del Fondo Fiduciario para Concesiones de Infraestructura.

El crecimiento económico y el empleo siguen siendo la preocupación central del país. Y frente a un contexto internacional recesado e incierto, es urgente e imprescindible empezar a buscar soluciones internas para reactivar la economía.

Una de ellas está en el sector construcción, que es especialmente importante por ser intensivo en mano de obra y tener muchos efectos multiplicadores en la economía. Sin embargo, las restricciones fiscales y los límites en el endeudamiento público impiden un mayor ritmo en el desarrollo de infraestructura.

En el esquema tradicional de construcción de una obra pública, el Estado tiene que cancelar una obra tan luego se concluye con esta o debe separar el total del endeudamiento -el cual está limitado- para proceder a realizar cualquier proyecto. Dadas las grandes necesidades de infraestructura pública en el país, es imprescindible buscar un esquema que cuente con el financiamiento y la inversión del sector privado para satisfacer estas necesidades.

Por ello, una opción que debe estudiarse es la formación del Fondo Fiduciario para Concesiones de Infraestructura, que estaría constituido con aportes del tesoro público, créditos multilaterales, donaciones, venta de propiedades estatales y los pagos que procedan de las concesiones, entre otras fuentes. El Sector privado sería responsable de la construcción de la obra -obtenida mediante un concurso público- y en pago tendría el derecho de cobrar a los usuarios una cantidad o a recibir del estado anualmente una transferencia de recursos si es que la obra no se puede financiar sólo con el aporte de los usuarios.

Este fondo serviría como garantía de pago para los proyectos de infraestructura y cubriría un porcentaje de la inversión total, digamos un 30%. Esta garantía le permitiría a los potenciales inversionistas obtener mejores condiciones financieras abaratando el costo de las obras. El fondo tendría como objetivo garantizar el pago de las obras ejecutadas y mantenidas por los inversionistas. Mientras algunas obras serán superavitarias y aportarán al fondo, como el aeropuerto internacional Jorge Chavez, otras, especialmente aquellas que estén ubicadas en zonas pobres, serán deficitarias y requerirán transferencias del Estado.

De esta manera, el Estado puede maximizar la construcción de infraestructura porque ya no debería centrar los desembolsos del tesoro durante los dos o tres años que dure la construcción de las obras. Por el contrario, recién comenzaría a financiar las obras una vez que estas han sido culminadas y en períodos de 10 a 20 años.

Por su parte, el sector privado, que tendrá la concesión de la obra, una vez finalizada esta recibirá pagos del Estado o de los usuarios para reponer su inversión. El inversionista realizaría las obras mediante un contrato de costo y mantenimiento. Las obras las realizaría el inversionista que acredite el financiamiento requerido y que ofrezca hacerlo por el menor pago requerido (del Estado o los usuarios). Así, el fondo facilitaría el desarrollo de la infraestructura pero también promovería el mercado local de capitales.

Este sistema no es nuevo, ha sido utilizado por los ingleses desde hace mucho tiempo. En nuestra región, Argentina está en proceso de implementar este fondo desde diciembre del año 2000 y es parte de un ambicioso plan de desarrollo de infraestructura de 20 mil millones de dólares para el primer quinquenio del nuevo siglo.

Adoptar este sistema en el Perú, gracias al concurso del sector privado, implicaría replantear e impulsar el programa de obras públicas en infraestructura para los siguientes años. Falta la decisión.