Informe Especial

Mejores escuelas: Mayores oportunidades - 07

La ancestral cultura achuar al servicio de la educación

La religiosa Judyt Patiño, directora del colegio internado I.E. Nuimiat Achuar Warush de Andoas, Loreto, cerca de la frontera con Ecuador, aplica los conocimientos ancestrales de la etnia local en favor de sus alumnos. Usa, por ejemplo, la tradición del Wayus para convertir la memoria y las experiencias de los adultos mayores en metodología pedagógica.

Nació en Apurímac, pero Judyt Patiño Sullcahuamán, a sus 45 años, entiende a la perfección la cosmovisión de la etnia achuar. Ella es religiosa de la orden de las Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, y directora de la I.E. Nuimiat Achuar Warush, ubicada a tres días de camino de la frontera con Ecuador, en la comunidad de Wijint, distrito de Andoas, en la provincia Datem del Marañón, en la región Loreto.


Judyt nos aclara que, traducido al español, el nombre de la escuela es Lugar del Saber Achuar, y que Warush es como era llamado un gran curandero de la zona. En este colegio, un internado mixto de secundaria sumergido en el asfixiante clima tropical de la selva y que reúne a 191 estudiantes de 27 comunidades achuar, lejanas entre sí, las clases prácticamente empiezan a las 3 a.m.


A esa hora de la madrugada llegan los maestros ancestrales, adultos mayores de la etnia, para iniciar el Wayus, y todos los alumnos forman grupos para escucharlos durante tres horas. Es un momento cuasi sagrado e impostergable para los achuar. Una tradición con hora fija, presente en todas las comunidades de la etnia y que la directora Judyt ha introducido en el colegio.


Así como en las casas achuar los más viejos hablan a los adultos, jóvenes y niños a esa hora sobre cómo llevar la vida en diferentes aspectos, mientras todos toman el Wayus –brebaje preparado con ramas de la planta del mismo nombre–; en esta escuela, los maestros ancestrales transmiten al alumnado sus conocimientos de manera similar, pero lo hacen vinculándolos con los cursos del currículo y propiciando un sano debate. Se trata, en suma, de una herencia de sabiduría.


“La tradición del Wayus es una escuela tradicional del pueblo achuar que hemos incorporado en el colegio”, dice la directora Judyt, quien ha seguido cursos superiores de especialización sobre etno educación en Colombia y es religiosa desde hace 24 años.



EN LOS CONFINES


Si uno sale de Lima, demora unos 10 días en llegar a esta escuela, situada en uno de los extremos de la patria. Primero por avión hasta Tarapoto, de ahí se debe ir por tierra a Yurimaguas. Desde esa localidad se puede tomar una avioneta (el viaje demora 1 hora) o ir por lancha (un día) hasta San Lorenzo, capital de la provincia loretana de Datem del Marañón. Finalmente, para llegar a la escuela, hay que viajar en bote y peque peque por ocho días a través de los ríos Marañón, Pastaza y Huitoyacu.


En la I.E. Nuimiat Achuar Warush, el año escolar empieza en marzo. “Después de caminar en promedio cuatro días, los chicos y las chicas llegan en marzo con sus cuadernos y una gallina ponedora entre los brazos. Esa es su matrícula. Los huevos servirán constantemente como alimento de los estudiantes. Como es un internado (modalidad usada por la lejanía de las comunidades de donde proceden los alumnos), los padres visitan a sus hijos cada dos meses”, comenta Judyt.


Esta escuela tiene un enfoque de educación intercultural bilingüe (lengua achuar y español). Tras el desayuno, el reforzamiento académico se hace de 7 a.m. a 12:45 p.m., el almuerzo es a la 1 p.m., y la instrucción técnica se imparte de 3 p.m. a 5:30 p.m. Esto último se trata más bien de la enseñanza de las llamadas artes ancestrales: los hombres aprenden a hacer cestas, canoas, banquitos y remos, y a entonar los cantos de cacería achuar; las mujeres se vuelven expertas tejedoras y fabricantes de vasijas de cerámica.


TÉCNICA AGROPECUARIA


Los alumnos en general también aprenden los secretos de la crianza de gallinas y cuyes en el denominado proyecto técnico agropecuario, que también incluye, entre otros temas, el sembrío de plátano y un tipo especial de papá de la zona. Comen lo que cosechan, lo cual se suma a la alimentación que reciben por el programa Qali Warma.


La cena es las 5:30 p.m., y de 7 p.m. a 9 p.m. todos estudian en el comedor. Asesorados por promotores, cada alumno pone énfasis en la materia que necesita reforzar. A las 9:30 p.m. todos los alumnos achuar se acuestan con la meta de levantarse de madrugada para el Wayus.


Los estudiantes varones duermen junto a promotores y ex alumnos colaboradores en pabellones construidos gracias al aporte de una ONG. Cada cama tiene pegado el nombre de un alumno en su cabecera. Las chicas descansan en la casa de las cuatro religiosas que trabajan en el colegio. La I.E. Nuimiat Achuar Warush cuenta en total con 14 docentes.



Además de conservar las tradiciones culturales del pueblo achuar, el tipo de educación que se imparte en este colegio busca lograr que los alumnos sean capaces de autogenerarse ganancias con saberes ancestrales y que a la vez sean capaces de valerse por sí mismo en cualquier ciudad.


Por eso, a pesar de que la señal celular sea un fantasma en esta parte de la selva peruana y de que apenas exista un solo teléfono público para varias comunidades achuar, Abel Tsamarin, de 17 años y estudiante del quinto de media del colegio Nuimiat Achuar Warush, ya sabe lo que es el negocio de la agricultura. Él, al igual que muchos otros alumnos de este internado, aplica los conocimientos adquiridos en clase y en la tradición del Wayus para trabajar su chacra, al lado de su casa, en una comunidad alejada de la escuela. Abel está a punto de cosechar una amplia producción de sacha inchi.


Judyt sonríe, feliz, cuando habla de sus alumnos, el Wayus, los maestros ancestrales y toda la cultura achuar. “Es increíble cómo se ha materializado un sincretismo, no solo en el aspecto religioso, también en el tema educativo, ya que en el colegio hemos adoptado prácticas y tradiciones que sirven de refuerzo a los cursos regulares”, reflexiona la religiosa, una directora ejemplar.


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