Informe Especial

Mejores escuelas: Mayores oportunidades - 08

La lonchera más saludable del Perú está en Ferreñafe

Gaseosas, snacks, galletas y caramelos han sido derrotados en un rincón de la región Lambayeque. Esta victoria de la nutrición se ha dado en la I.E. 10068, donde los escolares, incentivados por las autoridades del plantel, consumen los productos naturales de la zona. Este colegio, ganador del concurso “Nuestras loncheras y quioscos saludables 2016” del Ministerio de Educación, es un ejemplo de formación en el cuidado de la salud y del medio ambiente.   



El año pasado, Yosmer, el alumno más destacado del primer grado de primaria de la I.E. 10068, experimentó un cambio progresivo y positivo a lo largo del año escolar. ¿Sus notas? Si se habla de calificaciones, aquellas nunca variaron: siempre fueron las mejores. En lo que sí cambió el brigadier Yosmer fue en su peso. Empezó siendo obeso y acabó vistiendo la talla de pantalón ideal para sus 6 años. Hoy es un niño más ágil, fuerte y saludable.


Y él no es el único estudiante de este colegio que ha experimentado una mejora en su contextura física. No es el único que ya no consume golosinas ni gaseosas. ¿Pero cuál es la fórmula mágica que produce estos resultados en los alumnos de este plantel ubicado en el centro poblado Huacapampa, en el distrito de Cañaris, provincia de Ferreñafe, en la región Lambayeque? Comer sano a diario. Esa es la respuesta.


Los adultos de Huacapampa se dedican principalmente a la agricultura y a la crianza de animales de granja, pero por esas contradicciones que la vida a veces se empeña en construir, o por la simple imposición de un mercado de consumo, las niñas y los niños de la comunidad hasta el 2015 no llevaban al colegio de manera regular y constante productos extraídos de las chacras y granjas de sus padres. Esa situación dio un vuelco de 360 grados el año pasado con la implementación de una política ambiental en el plantel, a iniciativa del entonces director, Denner Albert Yovera Velásquez, un educador innovador amante de la ecología y de la naturaleza, y, sobre todo, constructor de conciencias solidarias con el planeta.


De esta manera, la comida artificial, producida con ingredientes químicos dio paso en las loncheras a fiambres hechos a base de naranjas, chirimoyas, granadillas, beterragas, yucas, papas, cuyes y huevos, entre otros productos naturales. El consumo de loncheras saludables fue parte de la política de gestión ambientalista impulsada por el director y ha quedado como senda a seguir en la I.E. 10068 y en todo el centro poblado.



INICIATIVA PREMIADA


Una muestra del éxito de inculcar esos valores saludables en los alumnos es el primer puesto obtenido por el nivel primaria de este colegio en la categoría “Nuestras loncheras saludables y sostenibles” para instituciones educativas públicas y privadas de Educación Básica Regular, del concurso “Nuestras loncheras y quioscos saludables” 2016, organizado por la Unidad de Educación Ambiental del Ministerio de Educación, que fue llevado a cabo a nivel nacional.


El director Denner Yovera aplicó esa gestión ambiental en Huacapampa, tal como lo hiciera dos años antes en la I.E. 10083 Indoamérica, de la localidad de Janque, en el distrito de Incahuasi, también en Ferreñafe. Con Denner a la cabeza, dicho plantel se ubicó en el tercer lugar del mencionado concurso nacional de loncheras saludables del Minedu en el 2014.


Para implementar esta política saludable en la I.E. 10068 primero se confeccionó un documento de gestión a modo de plan educativo institucional. Denner explica que eso derivó en un proyecto de educación ambiental integrado, que se empezó a aplicar desde el inicio del año lectivo 2016, único periodo escolar en el que él ha permanecido al frente del plantel. “El proyecto en general buscó propiciar el cuidado del medio ambiente. Una de sus metas más importantes era insertar de manera transversal en todas las áreas curriculares el tema de los alimentos saludables. Y se logró. Decidimos hacerlo en principio solo en primaria porque el nivel secundario estaba abocado a su adecuación a la Jornada Escolar Completa, implementada por el Minedu”, refiere el director.


SENSIBILIZACIÓN DE PADRES


“Por experiencias previas sabíamos que los chicos no iban a traer al colegio loncheras saludables y que los padres les iban a dar dinero para que se compren cualquier cosa en la tienda más cercana. Ante ese problema, ideamos el proyecto ambiental que incluye la concientización sobre la importancia de traer al colegio loncheras con productos naturales, orgánicos y de la zona. Pero para ello era básico sensibilizar a los padres. Aprovechamos cada charla mensual de escuela de padres de familia para hablarles sobre este tema”, señala Denner.


Agrega que el proyecto ambiental también incluye actividades en pro de la mejora de la salud de la población estudiantil. En ese sentido, la gestión de la I.E. 10068 entabló una alianza estratégica con la posta de la localidad. Los profesionales de la salud fueron al colegio a realizar campañas y mediciones del estado de los alumnos, y así se descubrió anemia y se confirmó obesidad en muchos de ellos. “Esos datos confirmaron la necesidad de incidir con las loncheras saludables”, dice el director.


También una ONG dio charlas a los estudiantes sobre los beneficios de consumir productos orgánicos. “La cosa no fue fácil. Tomó varios meses cambiar la mentalidad de los padres de familia y los alumnos. Pero finalmente los resultados fueron exitosos. De pronto, veíamos como un niño que siempre compraba gaseosa ya no lo hacía más, y, más bien, tomaba jugo de fruta enviado por su madre. Muchos comenzaron a traer al colegio ensaladas de frutas. Fue un cambio radical”, asegura el experimentado docente. 


PEREGRINO DE LAS BUENAS COSTUMBRES


El proyecto ambiental de la I.E. 10068 también incluye el sembrío y mantenimiento de un biohuerto contiguo al colegio, el uso responsable del agua y el reciclaje de residuos sólidos. “Enseñamos a los alumnos a amar la tierra, a cultivarla, a cuidarla. A sembrar y cosechar. Mejor dicho, perfeccionamos lo que poco a poco aprenden en casa, de sus padres agricultores. En el biohuerto, los chicos colocan el fertilizante orgánico llamado compost, elaborado por ellos mismos con restos orgánicos, y siembran culantro, zapallo, espinaca, rabanito y tomate, entre otros productos. Fue muy gratificante ver en varias tardes cómo muchos chicos del colegio iban al biohuerto fuera de clases y lo regaban. Tomaron conciencia de la importancia del cuidado de la naturaleza”, indica Denner.



“Asimismo, también llevamos a cabo un programa de reciclaje de residuos sólidos dentro del colegio, con tachos de colores diferenciados. Esa sana costumbre fue impulsada desde el área curricular de Ciencia y Ambiente, lo mismo que el cuidado y el buen aprovechamiento del recurso hídrico”, detalla el director, quien se formó como docente en el Instituto Superior Pedagógico Sagrado Corazón, en Chiclayo, y tiene un doctorado en Administración de la Educación por la Universidad César Vallejo.


“Si bien las implementamos en primaria, todas nuestras acciones del proyecto ambiental tuvieron réplica en secundaria”, añade Denner Yovera, quien a sus 43 años y tras un exigente concurso público ha sido designado por el Minedu para este año director del colegio de secundaria Miguel Grau Seminario, del caserío El Espinal, situado en el distrito de Catache, provincia de Santa Cruz, en la región Cajamarca.


“Pienso llevar las mismas iniciativas, especialmente la de alimentación saludable al colegio cajamarquino al que he sido asignado. Vamos a cambiar todo por allá. Vamos a crear conciencia ambiental en alumnos, profesores y padres de familia”, sostiene Denner, decidido a seguir sensibilizando en pro de la salud y del medio ambiente.


POSICIÓN INFORMADA


El incentivo de una alimentación saludable entre escolares y la concientización de ese grupo poblacional en favor del cuidado del medio ambiente son iniciativas más que importantes, destaca el biólogo Hugo Flores, docente de la Universidad Peruana Cayetano Heredia y quien ha llevado cursos de maestría en Microbiología.


Para Flores, consultor del proyecto FORGE, la idea de loncheras saludables se enmarca dentro de los lineamientos que propone el Ministerio de Educación. “El impulso de las loncheras saludables sirve para desarrollar los temarios de los diversos cursos. En Matemática, por ejemplo, los alumnos pueden contar las calorías que el ser humano ingiere al consumir comida chatarra, y así medir el daño producido en el organismo a causa de ese mal hábito”, refiere el consultor.


Según el biólogo, la labor realizada en la I.E. 10068 ayuda a que alumnos, padres de familia y profesores no digan “¡no a la comida chatarra!” solamente de la boca para afuera. “Lo hecho en Huacapampa, siempre de manera transversal en cursos y charlas, ha dado como resultado niños y adultos con una posición sólida, crítica e informada sobre la alimentación saludable y la conservación del ecosistema. Ya no hay solo demagogia. Ahora, al menos en este colegio, se ven acciones verdaderas”, indica Flores.


¿Podrán otros colegios de distritos, provincias o capitales de regiones cambiar para bien y radicalmente las costumbres alimenticias de sus estudiantes, tal como hizo la modesta y a la vez innovadora I.E. 10068? Intentos existen, ¿pero tienen eficacia? Esa es la cuestión.



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