Javier Escobal opina sobre la inclusión económica rural [SEGUNDA PARTE]
Javier Escobal, Investigador principal de GRADE, responde al artículo de Jaime de Althaus, Un Juntos productivo (II), que continúa con la discusión en torno a la intervención del Estado en el sector rural, mediante transferencias monetarias condicionadas o con programas que fomenten el aumento de la productividad e ingresos de los productores rurales más pobres.
«De Althaus minimiza el impacto positivo de Juntos». El economista de GRADE señala que para evaluar el programa Juntos es importante mirar al conjunto de la evidencia que existe y no solo a una parte de la misma. Estudios citados por Escobal muestran impactos positivos de Juntos en la reducción de pobreza, aumento del consumo y del ingreso (Vakis 2009); la generación de ingresos adicionales gracias a los emprendimientos que se han podido financiar con la transferencia (Escobal; Benites 2012); y la reducción de la desnutrición crónica extrema en niños menores de 5 años (Sánchez; Jaramillo 2011).
Escobal coincide con de Althaus sobre la ampliación de proyectos como los que se hacen desde Haku Wiñay, que incorpora las tecnologías de Sierra Productiva además de concursos de emprendimientos y capacitación financiera; no obstante, añade que se necesita un riguroso proceso de evaluación que asegure que el dinero público esté bien invertido. Saluda, además, la posibilidad de que las familias de Juntos quieran utilizar su dinero para invertir en algún proyecto productivo.
De Althaus afirma que es absurdo considerar paternalista el hecho de ofrecer un determinado activo o tecnología a un campesino. Escobal responde: “Quien cree eso debería contestar con la misma lógica la siguiente pregunta: ‘¿Qué tiene de malo regalar tractores (chinos) a los campesinos más pobres?’. Como nos dice el adagio, ‘a caballo regalado no se le mira el diente’, la gente acepta gustosamente lo que le ofrecen. Eso no significa que es realmente lo que necesita”. El economista de GRADE resalta el cuidado que deben tener los proyectos que transfieren activos y capacidades a los más pobres, y la importancia de incluir en su diseño elementos que aseguren que la demanda por lo que se transfiere sea genuina. Sumado a esto, es clave asegurar que la responsabilidad de los hallazgos del emprendimiento esté en el campesino y no en el Estado: “No solo los ricos, también los pobres, tienen derecho a tomar sus propias decisiones y, por qué no, tienen también derecho a equivocarse”.
Escobal señala que aunque es posible mejorar los impactos de estos proyectos, no se le puede pedir a un proyecto que haga todo: “Los hogares rurales más pobres tienen restricciones en múltiples dimensiones y no existe una ‘bala de plata’ que los saque de manera sostenible de la pobreza”. Solo a través del esfuerzo articulado en distintos frentes -educación, salud, agua y saneamiento, infraestructura de transporte y comunicaciones, etc. -se podrá «emparejar el piso» para que este segmento de la sociedad peruana disfrute de las mismas oportunidades y pueda vincularse con éxito a la dinámica de crecimiento actual.
“Inclusión económica rural (II)” es el cuarto de una serie de artículos de opinión publicados en El Comercio. El primer artículo “Un Juntos productivo”, de Althaus, hace referencia al libro Estudio comparativo de intervenciones para el desarrollo rural en la Sierra sur del Perú (Fundación Ford; GRADE 2012) y sugiere sustituir el programa Juntos por un programa productivo a semejanza de Sierra Productiva, iniciativa privada. A partir de este artículo, Escobal: “Inclusión económica rural” -además de un documento con las respuestas detalladas-, seguido por la columna de Althaus “Un Juntos productivo (II)”, que, a su vez, motivó el presente artículo resumido en esta nota.