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15 de mayo de 2007Perú 21

Sobre la reforma de los programas sociales

Recientemente, el Presidente García aprobó el Plan de Reforma de los Programas Sociales. Al respecto, cabe en primer lugar felicitar la iniciativa y lo acertado de varios de los problemas señalados en el diagnóstico, tales como la ausencia de mecanismos de evaluación y monitoreo, la falta de visión y estrategia conjunta y las ineficiencias y duplicidades en la implementación de los programas. Sin embargo, subsisten preguntas y preocupaciones importantes.

Tal como se ha publicado, el Plan está aún a un nivel muy general. Se trata, más bien, de una serie de principios acertados que deberán regir la política social, pero no se señala ni de manera inicial cómo se lograran los objetivos planteados. Se deja, en todo caso una muy difícil tarea a la Comisión Interministerial de Asuntos Sociales (CIAS), que será la encargada de coordinar la implementación y seguimiento del Plan. Ya en el pasado se asignó al CIAS una función y objetivos similares y no se avanzó mucho. Queda, entonces, la pregunta de qué diferenciará a esta CIAS de los anteriores y la preocupación de que este esfuerzo aporte poco en resultados concretos, tal como ocurrió en el gobierno anterior.

Tal vez la principal diferencia con esfuerzos previos es el énfasis en lograr una cultura de gestión por resultados. Esto es valioso, pero la clave estará en definir cómo se alcanzarán.. Más aún, incluso con una mejor gestión o focalización, ¿cómo se lograrán resultados en programas que tienen serios problemas de diseño? Por ejemplo, ¿qué metas se plantearán para el Vaso de Leche o los Comedores Populares? Se requerirá estudios para determinar qué se puede esperar de los programas bajo su diseño actual y, en varios casos, para redefinirlos, y se deberá además recolectar información de base que permita precisar las metas (sobre la base de los Objetivos del Milenio) y definir consecuencias de cumplirlas o no.

Por otro lado, el Plan parece estar demasiado centrado en la fusión de los programas. Su fusión es, sin duda, un elemento importante de la reforma, pero existe el riesgo de que, bajo el título de reforma de programas sociales, se adopten sólo medidas dirigidas a fusionar algunos programas con objetivos similares que pueden resultar en una gestión más eficiente, pero que no serán suficientes para los objetivos que se persiguen. El hecho de que el Plan supone que, ya para fines de este año, los programas ya estarán articulados, contarán con una nueva organización y nuevos indicadores lleva a temer, dado lo corto del plazo, que ese sea el caso.